OBJETIVOS

=OBJETIVOS DE LA ESTRUCTURA DE ARGUMENTOS=


Un argumento (del latín argumentum) es un razonamiento mediante el cual se intenta probar, refutar o justificar una proposición o tesis;​ es un discurso dirigido con una finalidad. Es la expresión oral o escrita de un razonamiento.​ Las cualidades fundamentales de un argumento son: la consistencia y coherencia; entendiendo por tal el hecho de que el contenido de la expresión, discurso u obra adquiera un sentido o significado que se dirige a un interlocutor con finalidades diferentes:

Como contenido de verdad : consistencia y coherencia con otras verdades admitidas, o con referencia a un hecho o situación que haga verdadero o falso dicho contenido.

Como esquema lógico-formal : consistencia y coherencia con un sistema que no admite contradicción.

Como función lógico-matemática : consistencia y coherencia con el hecho de “ser algo real” frente a una mera posibilidad lógica que define un mundo o una situación posible en un determinado marco teórico que justifica la función.

Como discurso dirigido a la persuasión​ como motivación para promover o proponer una determinada acción.

Como finalidad de acción : consistencia o coherencia con otros intereses o motivaciones del individuo o individuos receptores del contenido como motivación a actuar de determinada manera.

Es por tanto un discurso dirigido:
Al entendimiento, para «convencer» o generar una creencia nueva mediante el conocimiento evidente de nuevas verdades, basándose en una racionalidad común.

A la emotividad para «motivar» una acción determinada.


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Defendiendo lo que piensas… ¿Y cómo lo argumentas? Pues sí, cada vez que defendemos nuestra posición o punto de vista estamos argumentando.

La argumentación es una práctica diaria. Cada día tomamos decisiones y todo es por una razón, cuando damos esas razones y explicamos el porqué pensamos así, estamos haciendo una práctica argumentativa. Pero claro, es algo más complejo que eso.

¿Cómo sostener un argumento?

Para sostener un argumento primero debe existir una premisa, una verdad, un punto de vista, una posición que vamos a defender. En primer lugar debemos tener claro cuál es nuestra premisa, explicarla y justificarla. Después prever un contraargumento, es la pregunta del otro que busca destruir nuestra premisa, pero que es necesaria para contradecirla y así poder afirmar lo que en un inicio empezamos a defender.

¿Oral o por escrito?

Cuando estamos escribiendo una argumentación se sigue el mismo proceso: premisa, contraargumento y refutar el contraargumento. Cuando estamos hablando serán los otros quienes expongan contraargumentos que quizá no esperábamos, por eso siempre es bueno prever todas las posibilidades de preguntas que nos puedan hacer.

Un ejemplo de este ejercicio son los debates presidenciales. En el mejor de los casos la dinámica es clara, en otros podremos darnos cuenta de que los argumentos no son lógicos: eso es lo que no tenemos que hacer.
Argumentar para discutir: en el buen sentido de la palabra, una discusión es un diálogo en el que los participantes tiene posiciones contrarias y las exponen de manera respetuosa. En este diálogo claro que habrá argumentos, si todas las
 personas afirmar y asienten no hay un enriquecimiento.

Argumentar para establecer: en ocasiones, a partir de un diálogo o propuesta argumentativa se toman decisiones que definen procesos. Por ejemplo, para el establecimiento de reglas, las de la casa, las de la oficina y hasta las leyes de la Asamblea.

Argumentar para defender o condenar: el ejercicio que realizan los abogados es meramente argumentativo, cada uno da una premisa: inocente o culpable, y comienzan a brindar todas las pruebas para justificarlo con el fin de que el juez dicte sentencia a su favor.

Argumentar para convencer: el discurso retórico se basa en una premisa que se sostiene y alimenta de razones pero el objetivo es persuadir al otro, convencerlo. Para lograrlo da muchas razones que justifiquen que lo que se dice es verdadero. Pues sí, también sirve para convencer a los papás o a la pareja.

Ya viste que aunque todo el tiempo estemos dando razones y argumentando, en algunas ocasiones se hace más formalmente que en otras y de eso podría hasta depender un puesto de trabajo: ¿por qué tú y no otra persona? Prepárate para dar tus mejores argumentos cuando de eso dependa algo muy importante o simplemente para defender tus ideas y tu posición.



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